Tuve la oportunidad y el honor de ofrecer a Rita Bosaho y a Irene Montero este informe de la situación de la población gitana española que ahora comparto con ustedes. Con independencia de la pandemia, la ciudadanía gitana en el Estado español vive peor que en esos países a los que llamamos tercermundistas. 

Sumidas como estamos en la pandemia, cuyas consecuencias socioeconómicas serán sin duda mucho más graves que las sanitarias, llega la conmemoración del Día Internacional del Pueblo Gitano. Una conmemoración triste: nos falta demasiada gente. Triste también no solo porque no podamos salir a las calles a celebrar nuestra gitanidad sino porque el SARS-CoV-2 ha sacado a la luz todo el antigitanismo que nos rodea y ha puesto en evidencia la precariedad en la que vivimos la inmensa mayoría de las familias gitanas españolas. La exclusión social significa que nuestra gente vive al día y que no tienen recursos para subsistir durante el confinamiento. Es muy triste que diversas organizaciones gitanas nos hayamos tenido que movilizar para conseguir alimentos para que nuestras familias no se mueran de hambre durante la cuarentena. 

Con independencia de la pandemia, la ciudadanía gitana en el Estado español vive peor que en esos países a los que llamamos tercermundistas. 

Los rumores, los estereotipos, el racismo y el antigitanismo que vierte la sociedad en la calle, en el trabajo, en la escuela y a través de los medios de comunicación sobre las personas gitanas son una parte importante de las opresiones que vivimos cada día todas las gitanas y gitanos. La otra parte, la parte más difícil de soportar es el antigitanismo institucional que es el responsable de la situación de postración, abandono y exclusión en la que nos encontramos. 

El antigitanismo institucional viene de lejos: en España ha habido más de 250 leyes que castigaban a las personas gitanas por el mero hecho de serlo, castigaban la forma de vestir, hablar nuestra lengua, incluso ir caminando juntas. 

Desgraciadamente, la Constitución de 1978, a pesar del artículo 14, no ha supuesto en la práctica el acceso a la igualdad de la población gitana. La ciudadanía gitana española está recluida en guetos y sobrevive en niveles de exclusión social del 98 %. Esa es la triste realidad. 

Ningún gobierno, ni nacional ni autonómico, ha sido valiente en la implementación de políticas para mejorar la situación socioeconómica de la población gitana ni para enfrentarse al racismo. Ninguno. La experiencia de estos 42 años de democracia nos ha enseñado que da igual el color ideológico que abandere el poder, siempre es payo y siempre es antigitano porque no actuar en la búsqueda de soluciones contribuye a empeorar la situación. Evidentemente, esas situaciones de exclusión no se han atajado porque somos gitanas y gitanos quienes las sufrimos y nuestros cuerpos y nuestras vidas no les han importado a quienes han estado en el Poder. Aunque parezca mentira, hoy, en 2020, el Pueblo Gitano está peor que en 1978. 

Y si alguien duda de esto, que se plantee si quiere ser tratada como gitana o como gitano. 

Las políticas dirigidas a la población gitana han sido siempre diseñadas e implementadas por payos. No hay mecanismos de participación reales y efectivos para la ciudadanía gitana organizada. Existe un Consejo Estatal del Pueblo Gitano, compuesto en su mayoría por personas payas, en el cual, a pesar de los loables esfuerzos de las personas gitanas en él participantes, no se decide ni se participa en el diseño ni en la implementación de políticas sencillamente porque es un órgano creado tan solo para “hacer ver” que hay una participación. 

Al igual que en el feminismo, en el antirracismo hay que descolonizar el pensamiento y el modo de hacer. No podemos seguir creyendo que las instituciones payas, llenas de personas payas, van a ser capaces de encarar adecuadamente la solución de los problemas específicos que sufrimos como gitanas. Por tanto, tenemos que reivindicar que se nos incluya y se nos cedan espacios de poder y de decisión. 

En este mismo sentido, el Poder tiene que saber que no vale la interlocución con organizaciones de payos que trabajan con los temas gitanos. Ese camino ya debe estar superado. Forman parte del problema puesto que su objetivo es mantener el status quo actual y continuar haciendo sus proyectos y programas con las gruesas subvenciones que reciben y que solo sirven para el sostenimiento de una verdadera industria del asistencialismo. 

Tuve la oportunidad y el honor de ofrecer a Rita Bosaho y a Irene Montero este informe de la situación de la población gitana española que ahora comparto con ustedes. 

La crisis sanitaria, social y económica de la COVID-19, desgraciadamente, ha empeorado las situaciones que viven nuestras familias. No disponemos de datos sobre la incidencia de la pandemia en la comunidad gitana. Sí hemos podido saber que nuestra gente está necesitando intervenciones urgentes para que se les provea de alimentos y otros productos básicos en todas las regiones con independencia del nivel de desarrollo económico de esos territorios lo que nos da una idea de que la exclusión y la pobreza están extendidas por todas partes. 

Dado el peor estado de salud autopercibida de la población gitana española está resultando en un gran número de víctimas del COVID-19. Insisto, no disponemos de datos, pero sabemos que son demasiadas las familias que están sufriendo la pérdida de sus seres queridos. Vaya para ellas y ellos nuestro homenaje y nuestra memoria. 

La mayor parte de las familias gitanas se ganan la vida con actividades económicas (venta ambulante, chatarreo, música) que se han visto suspendidas por la crisis sanitaria lo que acarreará una grave crisis económica para estas familias. Por ello, desde diversas organizaciones genuinamente gitanas se han planteado diferentes propuestas tendentes a atenuar las consecuencias. Los responsables gubernamentales tienen que tener claro que es a estas organizaciones a las que tiene que escuchar para poner un plan de emergencia económico específico para estos sectores económicos. 

Somos plenamente conscientes de la gravedad de la crisis que estamos padeciendo, pero no vamos a consentir que eso sirva de excusa para postergarnos una vez más. De esta crisis saldremos todas, sin dejar a nadie atrás o nos tendrán enfrente. Mientras tanto, con el saludo tradicional gitano, os expreso el mejor de mis deseos para todas y todos. ¡Salud y libertad! 

A través de este enlace puedes leer el documento completo elaborado por Silvia Agüero Fernández de Pretendemos Gitanizar el Mundo y la Plataforma Ciudadana Rosa Cortés por la Memoria Gitana/ Camelamos. 

Autora: Silvia Agüero 
Medio: AraInfo 

Informe elaborado por Silvia Agüero

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