La representante de la asociación de mujeres gitanas de Euskadi Amuge, Tamara Clavería, participó en las Jornadas Feministas de Durango.
La representante de la asociación de mujeres gitanas de Euskadi Amuge, Tamara Clavería, participó en las Jornadas Feministas de Durango para denunciar sin tapujos la discriminación y “odio” que sufre su pueblo, y en especial, las mujeres. Comenzó su intervención yendo al grano: reclamó al Movimiento Feminista que incorpore la lucha antirracista “en todos sus planteamientos, haceres y estrategias”.
Y es que el pueblo gitano, según dijo, ha sufrido 479 años de represión sistemática legal desde 1499 hasta 1978. En ese período, se promulgaron en el Estado “más de 250 leyes antigitanas” que han dado como resultado un “odio específico” al pueblo gitano, que ella tildó de “antigitanismo”.
Las medidas aplicadas contra las mujeres han sido especialmente brutales. Clavería citó las esterilizaciones forzosas a las que se las ha sometido durante décadas en Europa y por las que nadie les ha pedido perdón. Acciones como esta, a su juicio, persiguen “deshumanizarnos y deciros a vosotras que no estais tan mal, que otras están peor”, interpeló a un auditorio de 3.000 mujeres que la aplaudió intensamente.
Discurso colonial plagado de estereotipos
Como sucede con otras etnias minoritarias, las gitanas también son representadas mediante un “discurso colonial” plagado de “estereotipos machistas” que las conceptúan como personas socialmente excluidas que viven en chabolas, “sumisas y víctimas de nuestra propia cultura opresora, como si a las mujeres y hombres payos no les atravesase también el patriarcado”.
Dado que son las mujeres gitanas quienes mantiene viva su cultura, no es de extrañar que el panorama actual del colectivo pinte poco optimista. La responsable de Amuge deploró la ausencia de mujeres gitanas de los centros de poder, que dos de cada tres familias no tengan cubiertas las necesidades básicas y que las personas gitanas tengan veinte años menos de esperanza de vida. “Es una situación preocupante y no podemos pensar que el feminismo la ignore”, máxime cuando las gitanas son doblemente oprimidas, “primero por ser gitanas y después por ser mujeres”.
Se las ha sometido durante décadas a esterilizaciones forzosas en Europa y nadie les ha pedido perdón
Ante la previsión de una época de “fascismos y retroceso” instó a las feministas no racializadas a “resistir con alianzas sólidas” y a examinar sus privilegios para dar cabida a las reivindicaciones de colectivos hasta ahora excluidos.
El feminismo gitano no ve a “las blancas como enemigas”. Tienen muy claro quién está en frente y es el patriarcado. Tampoco excluye a los hombres de su lucha y les invita a cuestionarse su superioridad, pues para ellas es primordial mantener su cultura, en la que priman la colectividad sobre lo individual y el respeto a las personas mayores, que “han hecho que nosotras estemos aquí”. Son tales las diferencias con el pensamiento dominante que entienden que integración equivale a diluirse.
Por eso no les sirven las referentes del feminismo blanco, a quien le piden “complicidad, no tutela”. Buscan las suyas propias en una denodada lucha contra el olvido porque “el sistema se ha encargado de que nos convirtamos en un pueblo adormecido con barrios guetizados y escuelas guetizadas”. Esa indagación les ha llevado, por ejemplo, a averiguar que la primera mujer en dar clases en una universidad europea fue precisamente una gitana, Sofía Kovalévskaya.
Jornada sobre la memoria colectiva
El próximo lunes seguirán profundizando en su memoria colectiva en la jornada “ROMANI HADIN: Tras las huellas de las mujeres gitanas”, que se celebrará en Bilborock (ver inscripción y programa aquí). Se podrá escuchar allí a gitanas referentes de la sociedad y del movimiento feminista actual. Clavería invitó a todas las presentes a acudir.
El objetivo de esta jornada es que sirva de espacio de encuentro “donde se reconozca a las mujeres gitanas como sujetas políticas, y donde reivindicar y visibilizar su impacto, tanto dentro del pueblo gitano, como en la sociedad en general”.
Amuge ha elegido este mes para celebrar la jornada por dos razones. La primera: para el pueblo gitano noviembre es un mes señalado. Desde 2005, el 16 de noviembre se celebra el Día del Pueblo Gitano Vasco, pues fue en esa fecha cuando se aprobó el primer plan de la CAPV para la Promoción del Pueblo Gitano.
La segunda es que el 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional por la Eliminación de las Violencias hacia las Mujeres. Y es que luchar contra el olvido y los estereotipos es también una manera de combatir la violencia machista.
Mertxe Arratibel, Azaroa, 6, 2019.
Fuente: andra.eus