En representación de Unidas Podemos, encabezó la lista por Tarragona, ha llegado hasta la tribuna del Congreso para visibilizar al pueblo gitano.

En las elecciones de abril de 2019 se produjo un hecho histórico para el pueblo gitano, cuatro de sus representantes lograron el acta de diputados. En la repetición de los comicios, el pasado mes de noviembre, tres consiguieron mantener su acta. Uno de ellos fue Ismael Cortés (1985, Granada). En representación de Unidas Podemos, encabezó la lista por Tarragona, ha llegado hasta la tribuna del Congreso para visibilizar al pueblo gitano. El pasado viernes viajó hasta Santa Cruz de Tenerife para participar en el Congreso Internacional Estrategias contra el Antigitanismo que organizó la Asociación Sociocultural Karipen en el Tenerife Espacio de las Artes TEA. Cortés es doctor en Estudios Internacionales en Paz y Conflicto, licenciado en Filosofía y Antropología y titular de una larga trayectoria profesional en el campo de los derechos humanos. DIARIO DE AVISOS habló con él sobre el pueblo gitano, su historia y reivindicaciones, un pueblo al que, defiende, le ha llegado el momento de alzar la voz, “hemos guardado silencio demasiado tiempo”.

-¿Qué supone ser gitano y diputado?
“Refleja la realidad actual. Desde que Juan de Dios Ramírez Heredia fuera elegido diputado de las Cortés en la primera legislatura, y tras su salto a Europa como eurodiputado, no ha vuelto a haber representantes gitanos en la Cámara Baja. En la legislatura anterior salimos cuatro diputados. Ahora, el representante del PP ha quedado fuera, pero permanecemos tres diputados y eso refleja el momento histórico del cambio en la percepción de la ciudadanía hacia los gitanos”.

-Las distintas organizaciones hablan de la necesidad de visibilizar al pueblo gitano, una etnia que, por otra parte, está muy presente en toda España…
“Con la cuestión gitana hay un doble juego de visibilidad. Se visibilizan solo aspectos negativos, especialmente a través del papel que juegan los medios de comunicación, pero también están las administraciones políticas que representan a los gitanos como un problema económico o bien de criminalidad o pobreza. Sin embargo, se invisibiliza toda esa otra parte de la población gitana que contribuye de manera activa al desarrollo social, cultural y político de los territorios en los que vivimos”.

-Se habla mucho de los gitanos desde la perspectiva de la integración social, de la forma de mantenerlos dentro del sistema asistencial, pero no de sus logros o ambiciones…
“Es cierto que, principalmente, el tratamiento de la administración pública con la población gitana se da dentro del marco de la marginalidad y la pobreza, sin embargo, hay otros ámbitos de acción que permitirían a la población gitana poder diseñar la política, la cultura, la educación, el deporte… Hablamos de todos los espectros sociales que construyen la sociedad en la que vivimos. Es ahí donde hace falta ese proceso de participación e integración de la población gitana, tal y como se hizo en los años 70 y 80 en Estados Unidos con la población afroamericana. Allí no solo se trató de hacer programas dirigidos a paliar problemas de marginalidad y pobreza sino también de convertirla en un activo social en el cine, el deporte, la cultura…”.

-¿Qué le convenció para presentarse a las elecciones de la mano de Unidas Podemos?
“En gran parte lo que me hizo dar el salto fue la relación personal que yo tenía con líderes sociales y políticos que para mi son un referente. Me refiero a Pablo Iglesias pero también al equipo de derechos humanos de Unidas Podemos, y en particular a En Comú, de Ada Colau y Jaime Asens, que son los que me presentaron como cabeza de lista en Tarragona. Creo que son vanguardia, que la ciudad de Barcelona es vanguardia en materia de derechos humanos, con trabajo por la igualdad, por la no discriminación y la promoción de la diversidad. Eso me convenció”.

-Ahora que es diputado, ¿qué medidas impulsará para esa visibilización del pueblo gitano?
“Hay dos cuestiones que considero fundamentales. La primera es profundizar en la legislación actual de igualdad y no discriminación, y esto significa promover una igualdad real de la población gitana en materia sanitaria, educativa y laboral. La segunda sería una medida innovadora, la de plantear una comisión sobre la verdad y la memoria histórica del pueblo gitano, que recoja los aspectos positivos, pero también nuestras luces y sombras en España. Es necesario que se conozcan todas las persecuciones que empezaron con la primera pragmática en 1499 de los Reyes Católicos, de expulsión y persecución de los gitanos, hasta las últimas leyes que fueron leyes franquistas de persecución y criminalización. En paralelo, es necesario que se vaya reconstruyendo en positivo todos los aspectos culturales, sociales, lingüísticos que ha tenido la población gitana en los territorios en los que ha convivido con el resto de la sociedad”.

-¿Es correcto definir a la etnia gitana como una minoría en España?
“Simplemente es un pueblo más de los distintos pueblos que forman el Estado español. Sí que es cierto que tiene una particularidad y es que no es un pueblo territorializado en una única autonomía, sino que está presente y disperso en todas y cada una de las regiones que componen a nuestro país, pero tiene un carácter no de minoría, sino de un pueblo más. Por eso tenemos que ser capaces de buscarle la articulación incluso constitucionalmente me atrevería a decir”.

-¿Se ha enfrentado alguna vez a una situación de discriminación por ser gitano?
“Hay grados de discriminación, unos más visibles que otros. En mi caso, la discriminación que he podido sufrir de manera directa contra mi persona no ha sido tan frecuente, sin embargo, sí que existen barreras estructurales con las que me he podido encontrar de manera reiterada”.

-¿Y cómo se ha enfrentado a esas situaciones?
“Es muy difícil. Es algo que, por ejemplo, lo están visibilizando muy bien los colectivos feministas que luchan por los derechos de las mujeres. Cuando estás en una situación de vulnerabilidad, en una situación de subalterna, que tienes menos poder que la persona que está ejerciendo sobre ti una presión, en un primer momento es muy difícil reaccionar y el silencio suele ser una respuesta habitual. A medida que reflexionas sobre lo que te está ocurriendo y sobre esas barreras estructurales que frenan tu desarrollo personal vas elaborando respuestas más finas, y empiezas a escribir en medios de comunicación, a articularte con la sociedad civil, a participar en política, en definitiva, a hacer visible tu situación”.

-Estos días, durante el Congreso, se ha hablado de que el pueblo gitano debe dar un paso adelante y hacerse protagonista de sus propias reivindicaciones, no depender de terceros…
“Es necesario que lo haga y para eso, en primer lugar, lo que hay que hacer es romper el silencio. El pueblo gitano siempre ha sido un pueblo pacífico y esto está registrado a lo largo de la historia, pero ser pacífico no significa ser silencioso, y hasta este momento hemos guardado silencio demasiado tiempo. Junto a esto, debemos saber abanderar nuestro propio discurso frente al resto”.

-Ese silencio del que habla hace que mucha gente desconozca la persecución a la que ha sido sometido el pueblo gitano a lo largo de la historia, también en España…
“En el caso de España, lo que pasa con los gitanos es que a nivel cognitivo lo tenemos muy cerca y muy lejos al mismo tiempo. La mayoría de las personas, incluso las que tienen educación superior o imparten cátedra en materia de Ciencias Sociales o Ciencias Humanas, a menudo desconocen de manera amplia y vasta la historia de los gitanos en España. Por tanto, cuando se abra una comisión de la memoria de la verdad, lo primero que tenemos que revindicar es algo que se está perdiendo hoy en día en la política y es el derecho a conocer la verdad, en este caso, la verdad de un pueblo. En los programas educativos, en ninguno de los niveles se estudia la presencia de los gitanos en España en las diferentes épocas, las contribuciones, los episodios oscuros, los actuales episodios de discriminación, de segregación. Hay una enorme sombra que se proyecta sobre la realidad gitana que invisibiliza nuestra existencia, por tanto, este va a ser mi principal caballo de batalla para conseguir la dignidad del pueblo gitano”.

-¿Hay un momento en el que se pueda fijar el inicio de la discriminación del pueblo gitano?
“A lo largo de mi carrera investigadora en la Unión Europea, trabajando con otras minorías, fijar el inicio de una situación de discriminación y rechazo es muy complejo. El origen del antisemitismo es difícil encontrarlo en un punto concreto del tiempo, parece que ha estado ahí siempre. Con el antigitanismo pasa lo mismo, no hay un caso concreto identificable en el tiempo, es un repertorio histórico, una cadena sucesiva de leyes, refranes y discursos antigitanos, incluso la figura de la gitanilla viene a reforzar una idea concreta del pueblo gitano. Todas esas formas simbólicas que han representado al sujeto gitano en la sociedad tejen una red que se extiende hasta la actualidad”.

-¿Conoce la realidad del pueblo gitano en Canarias?
“He podido hablar con los compañeros de Karipen y leído algunos datos. En Canarias sé que hay fenómenos de pobreza y dificultad de acceso a derechos básicos como la vivienda. Animaría al Gobierno de Canarias a que realizara un informe más exhaustivo sobre la población gitana porque sin datos certeros no hay políticas acertadas”.

Medio- Diario de Avisos: Fuente: diariodeavisos.elespanol.com

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