Desde que tengo uso de razón València ha estado vinculada fuera de nuestras fronteras con la Ruta del Bakalao. Un movimiento con el que se identifica la ciudad y su música. Un fenómeno social al que se sumaban miles de personas todos los fines de semana, que transformaban València en un hervidero. La ciudad y, sobre todo, sus alrededores eran el epicentro de la marcha española cada viernes, sábado y domingo.

Y un día, todo aquello desapareció; sus emblemáticas discotecas fueros cayendo, su ritmo de baile se ralentizó hasta la extinción, y se generó una especie de etiqueta negativa de todo aquello. Como si nunca hubiera existido, como si la Ruta fuera una entelequia, un mal sueño. Muchos reivindicamos su valor cultural. Joan Oleaque edita, En éxtasis (Ed. Barlín Editorial, 2017) aunque ya fue editado en catalán y ahora lo tenemos en castellano, un ensayo periodístico que radiografía lo que fue este movimiento y fenómenos social.

Nos encontramos ante una reedición del libro En éxtasis, que originariamente se editó en catalán, y ahora en castellano. ¿Cómo recuerdas el impacto que tuvo a principios del 2000 aquel libro?, ¿notabas que estabas sentando un precedente tratando el tema con rigor?

Sinceramente, no era muy consciente; es verdad que yo sabía que eso no se había hecho antes así, pero, como periodista, estaba acostumbrado a escribir de ello de manera periódica, y entendí el libro, de alguna manera, como una progresión de lo que ya hacía; no fue así, ha sido mucho, muchísimo más; el nombre que tiene hoy el libro, y el respeto transversal que se le muestra ahora mismo, no sabía que iba a pasar.

No quiere decir que el libro no tuviera ya una vida importante en su edición original. Por suerte, fue muy bien, y tuvo mucha incidencia mediática, pero más por temas sociales, más por describir cómo algo vanguardista llegó a la calle y acabó depauperado en algo prácticamente pandillero.

En la edición en castellano, ha ganado forma y fuerza la parte sociocultural, la historia de cómo la vanguardia más extrema sitúa en la estratosfera a una ciudad, y cómo se echa perder culturalmente, socialmente, y se  pierde bastante con ese fracaso, porque se pierde una oportunidad de estar al frente de algo que estallaría en el mundo.

Yo lo veo como una cuestión periodística de justicia, un tema casi de reconocer históricamente lo que fue Valencia durante muchos años, impactando a decenas y decenas de miles. No se trató de ninguna broma, de ninguna chorrada.

Es muy interesante señalar que en València, la cultura de club, la música de baile y la imaginaría artística como acompañamiento a la música fueron primero que en Ibiza o Manchester ¿Por qué existe la sensación generalizada de que lo de aquí fue algo menor?

Me sigue sorprendiendo, pero aún hay gente que no lo asume: es una forma más de negacionismo. Yo estoy acostumbrado a esas cosas, he vivido eso con otros trabajos míos (el libro que publiqué en su momento sobre el caso Alcàsser es referencia más evidente), pero, verdaderamente, creía que después de tanto tiempo, y de diferentes trabajos muy relevantes sobre el asunto, se asumiría con mayor naturalidad su importancia y su anticipación. Pues no.

«Hasta que no llegaron 2ManyDjs a la escena de baile europea muchísimos años después, no se vieron mezclas como se hacían aquí»

Creo que hay muchos complejos sobre el tema, y aún bastante desconocimiento, pensando que la parte vanguardista fue corta, y la parte de música dance barata fue mucha; en realidad fue al revés, lo que pasa es que cuando el bacalao devino en eurodance local o en mákina, para entendernos, era un producto que cualquiera podía explotar, y que resulta mucho más llamativo para el sensacionalismo de todo tipo, que es el que sobre todo ha sacado tajada de todo esto.

Por otra parte, al no encajar al principio la fiesta valenciana de los 80 en las modas internacionales, tampoco se acaba de entender hoy: fue algo realmente sui generis, autóctono, los djs trabajaban con música de Inglaterra, Estados Unidos, Alemania y Bélgica, pero la servían con un enfoque propio.

Hasta que no llegaron 2ManyDjs a la escena de baile europea muchísimos años después, no se vieron mezclas como se hacían aquí. Creo que poco a poco la percepción cambia más cada semana, cada poco tiempo, pero la tendencia de muchos es volver a la versión más masiva y cutre, en vez de indagar en la más iconoclasta.

Joan Oleaque
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Joan Oleaque, autor de En Éxtasis (Barlin libros)

El libro tiene mucho de personal, tú viviste aquella época. Hablas de una sensación de libertad y expansión. ¿Hubo miedo de que no quedara claro ese sentimiento colectivo de libertad en el libro y que pareciera estar más centrado en los datos y fechas?

Me esforcé bastante en la versión en castellano para que se notara lo que dices ; los datos, las fechas, las palabras de unos y otros están bien, pero  concebí el libro como la percepción a fondo de un periodista que vivió aquello muy directamente durante muchos años, y, aunque no hay temas íntimos en ninguna página, ese punto de vista propio se nota bastante, sin que condicione la veracidad de lo que se cuenta; es, digamos, una especie de observación participante, desde el principio hasta el final, que busca dar respuestas y conectar todo con sus consecuencias.

Si València fue la primera en difundir esos sonidos, con una gran aceptación por parte del público local y nacional, con un profundo impacto en la cultura popular de la zona. ¿Por qué ahora no es el epicentro del clubbing, de la fiesta, de ese modelo de negocio? ¿qué falló?

En el libro está todo recogido, y es una respuesta compleja que el lector debe ir descubriendo. Algunas tuvieron que ver con un desastroso cambio paulatino en el concepto musical, una incapacidad para conectar a tiempo con las corrientes avanzadas del acid house cuando estalló en el 88, que hubiera dificultado que se cayera en el happy hardcore (la mákina).

El hecho de no poner freno a las masas sin fin que llegaban ávidas de fiesta desde el empresariado, y un sensacionalismo salvaje mediático y político que, aplicado de modo policial, satanizó la ruta. Después de eso, se ha hecho como que la vanguardia no sucedió, tierra quemada con todo. Por eso, Valencia hoy es sólo una ciudad más, y no el centro de algo muy avanzado como fue.

Si todo esto hubiera pasado en Nueva York o Londres, ¿sería un mito, una leyenda, parte de la cultura mundial, no?

No cabe duda. La mitificación de situaciones de ese estilo que se han producido en esas ciudades ha sido tremenda. Algunas merecen ser referidas de manera intensa, otras quedan atrás respecto a lo que sucedió en Valencia. Algunas voces del techno internacional como Ivan Smaghe (ex Blackstrobe) o The Hacker (colaborador de Miss Kittin) que son dados a profundizar en lo desconocido han incidido sobre el bacalao muy alto en eventuales entrevistas. Lo justo es incluir Valencia  en la cronología global del desarrollo de la música de baile, no tenerla silenciada u oculta.

«Barraca estaba sola, en un pueblo, donde todo era posible»

¿Fue Barraca la que lo comenzó todo o antes hubieron algunos destellos de lo que podía suceder?

Los había en Valencia ciudad, por ejemplo. Sin embargo, normalmente estaban ligadas a tribus urbanas y las peleas que eso conllevaba, o a horarios urbanos intempestivos que traían problemas de todo tipo, y mucha convulsión. Barraca estaba sola, en un pueblo, donde todo era posible.

Y ahí, a principios de la década de los 80, se generó algo imprevisto: una cultura transversal basada en el baile, cuando no se sabía que eso iba a ser posible, que unía a las tribus diferentes en una sola. Hasta el Amnesia de Ibiza en 1987, y lo que se trasladó a Inglaterra desde allí por los djs Danny Rampling o Paul Oakenfold, o lo que sucedió luego en el Haçienda de Manchester, no se sabía que algo de ese estilo era posible.

En el libro citas a la revista, Dance de Lux, donde el periodista, Oriol Rosell explicaba la música máquina de forma magistral:

“Resultan obvias las connotaciones que adquieren la velocidad y el volumen en la música electrónica: símbolos de fuerza, de poder. Cosas de las cuales van escasas las clases más desfavorecidas en el ámbito capitalista”

¿Cuáles fueron los motivos que empujaron a la clase trabajadora más a la música máquina, que a otros sectores?

Bueno, de algún modo era una versión asequible y accesible de algo mucho más sofisticado (la vanguardia de la ruta original valenciana, y, a la vez el EBM y new beat centroeuropeos). Los sonidos duros y vanguardistas se aceleraron y a la vez se simplificaron enrollándolos en melodías que los hacían asumibles para todos, sin que hiciera falta una educación discotequera previa para el oyente.

Los 90 fueron años de desencanto, de bajón, y la mákina, que al final fue un negocio puro y duro, arrastró a una falsa gloria a los hijos de esa decepción.  Esto ha pasado con equivalentes de este sonido como el happy hardcore o el hard house en diferentes países.

¿Cuáles, según tu visión, fueron los dj´s que marcaron más, que eran los referentes de aquel movimiento y sonido?

Juan SantamaríaCarlos SimóToni el GitanoFran LenaersJosé ConcaLuis BoníasKike JaenLos Gemelos… se pueden citar más, por supuesto, pero con eso tendríamos un barrido bastante realista…

«Cambió para siempre el modo de salir de fiesta, convirtiendo el fin de semana en una especie de viaje»

¿Qué legado nos ha quedado de todo aquello que removió los cimientos de la cultura musical?

Cambió para siempre el modo de salir de fiesta, convirtiendo el fin de semana en una especie de viaje, a veces tóxico, en un fin en sí mismo; abrió de par en par la electrónica a las discotecas; musicalmente, el fenómeno acabó devorado por la parte fea, por la comercialidad, el afán de dinero, el estigma y las masas bárbaras.

Sin embargo, a través de todo ello, se filtró, y se filtra hoy, el nacimiento del primer techno en discotecas, que se pinchaba de tapadillo en estos clubes, cuando en el resto de discotecas de España estaban a por uvas, es decir, sin enterarse de nada. El origen del techno oscuro que manda ahora sitúa a Valencia en ese origen de apertura mental que antes de lo que pasó en los clubes valencianos era sólo materia de sueños y fantasías imposibles.

¿Qué importancia tuvo el gobierno socialista en la eclosión del fenómeno, por los horarios, y su final?

Tuvo mucho que ver en ambas cosas; al principio lo auspició, cuando el PSOE en Valencia estaba a favor de la apertura mental y social, y de que la libertad llegara también a través del ocio; al final, lo persiguió con mucha fiereza desde Madrid, se entiende que para intentar dar una imagen social de rectitud.

Donde se aprovechó para señalar a la ruta como origen de todo mal ligado a la juventud (drogas, locura, etc) y donde se aplicó incluso la llamada ley de la patada en la puerta (pensada para el terrorismo), que permitía, en este caso, el registro en busca de drogas sin indicio previo.

El PP hizo lo posible desde Valencia para satanizar el fenómeno (a principios de la década de los 90 estaba ya en el Ayuntamiento, en 1995 en la Generalitat), como también hicieron lo mismo los medios más reaccionarios (y luego, la mayoría del resto).

¿Qué importancia tuvo el reportaje de Canal + de 24 horas en el final de la ruta?

Ese reportaje estaba bien; en mi opinión, bien hecho, bien contado, etc; lo propio para un medio generalista; pero las imágenes de masas en órbita en los parking que mostraba, pues en fin, era demasiado en una época en que las madres no tenían ni idea a qué se dedicaban sus hijos en las discotecas, ni que existían after hours para miles, etc; no había festivales, no había nada; cuando el programa ponía el foco sobre los que estaban más idos que no podían ni hablar a pleno sol, pues en fin, el impacto era tremebundo.

No tanto por ese programa, sino porque una romería de gente se dedicó a mostrar lo mismo una y otra vez, centuplicado, en los medios, hasta convertir esos clubes en carnaza. Nada de música, nada de contexto, sólo se vendía como un hervidero fiesta atroz y locura colectiva juvenil. Paradójicamente, cuanto más se enseñaba en plan advertencia, más gente acudió en tromba para participar de lo que se les mostraba. Eso fue lo que pasó.

Fuente: labatidoracultural.com

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