El uso y el abuso indiscriminado de la temática gitana por parte de determinados medios de comunicación, y su consecuente propagación y tratamiento en las redes sociales, están situando a la ciudadanía gitana en el disparadero racista. Esta práctica continuada, alimentada en su origen por empresas comunicativas, parece responder una estrategia de negocio exenta de principios tan básicos como el respeto, la justicia y, en la mayoría de los casos, la educación.

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