Tranquila pero indignada: «Ojalá los titulares de mi inocencia fueran igual de grandes que los de mi imputación»

Juana Martín recibía esta misma semana la sentencia de absolución del Caso Invercaria. Acudía el pasado miércoles, junto a su abogada María Dolores Moreno, a recogerla. Estaba tranquila, pero tuvieron que esperar casi hora y media en la Audiencia Provincial de Sevilla para que se la dieran: “Hubo un error en la citación y esperé con mi abogada casi hora y media para recibirla y ver por escrito mi inocencia. No quería que me acompañara nadie de mi familia porque no quería mezclarlos, pero lo primero que hice al llegar a Córdoba fue ir al cementerio para rezar ante mi padre. Él se fue y yo le aseguré que ya estaba todo resuelto, aunque aún no tenía la sentencia, pero yo confiaba ciegamente en la justicia y sabía que no podía ser condenada siendo inocente”.

El juicio se celebraba el pasado mes de mayo y la diseñadora era acusada de los delitos de prevaricación y malversación de fondos debido a una serie de préstamos que recibió de Invercaria y que ascendían a un total de 850.000 euros.

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Casi diez años ha durado el procedimiento judicial que culminaba en el juicio celebrado hace dos meses. Juana siempre se mostró tranquila. Confiaba plenamente en su inocencia y en su despacho de abogados, el Bufete Moreno Toscano de Córdoba.

En declaraciones exclusivas a Vanitatis nos comenta: “Con esta, son tres las sentencias absolutorias que tengo, pero no hay dinero que pueda reparar el daño que se le ha hecho a mi imagen. Es como si hubiera pagado una pena de banquillo de diez años. Mi marca, cuando Invercaria contacta con nosotros, ya estaba creada y en valor, ya tenía un prestigio internacional. En estos diez años hemos seguido creciendo y trabajando en silencio a pesar de todo. Son las cinco de la tarde de un viernes de julio y estoy hablando contigo desde mi taller en Córdoba, y a cuarenta grados, porque mi secreto es el trabajo”.

La sentencia recoge que fue Invercaria quien se interesó por la firma Juana Martín y su proyección internacional y se puso en contacto con ella con la idea de potenciar la marca Andalucía. Textualmente dice que «le fue propuesta la realización del proyecto». Posteriormente, la crisis económica del 2008 afectó también a la firma, pero eso «no puede servir de base para la imputación de los delitos de prevaricación y malversación por los que vienen acusados”. Junto a Juana, han sido absueltos también los tres tres directivos de Invercaria: Tomás Pérez-Sauquillo, Cristóbal Cantos y Antonio Nieto.

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La diseñadora siempre se mostró serena: “A mí, la tranquilidad me la daba saber que tenía la verdad y estar asesorada por un equipo de profesionales muy buenos. Todos mis papeles y mis facturas estaban en regla. Ahora mi abogada decidirá si con toda la información publicada sobre mí en estos diez años hacemos algo, porque algunos medios me presentaban como si fuera una delincuente. De momento vamos a descansar”.

Tranquilidad es la palabra que define su estado anímico de esta década, pero también la palabra impotencia la ha acompañado. Sentía cómo se vulneraba su presunción de inocencia y cómo se hacían juicios de valoración sobre su persona ajenos a su faceta profesional: “Espero que ahora la noticia de mi inocencia tenga la misma repercusión que tuvo la del juicio. Sentía que había un ensañamiento conmigo, que se practicaba la presunción de culpabilidad en vez de la presunción de inocencia. Yo siempre he sido la misma trabajando, no podía quemar mi energía hablando y debía esperar a que se celebrara el juicio. Estoy bien, pero ojalá pudiera ver los titulares igual de grandes diciendo que soy inocente. En estos años he perdido proyectos importantísimos y además, por ser imputada en un juicio, muchas empresas que me llamaban para trabajar, luego han demorado sus pagos. Espero que al menos ahora pueda cobrar mi trabajo. Han sido unos años difíciles pero jamás pensé en dejar de trabajar. Si a la persona que más quería me la arrebataron y no me vine abajo, nada lo iba a conseguir. No me podían quitar las ganas de trabajar, no iba a ser tan fácil acabar con Juana, no iba a hincar la rodilla ante la injusticia que se estaba cometiendo conmigo. Yo he llevado el nombre de Andalucía a sitios donde nadie ha llegado. Mi cultura y mis tradiciones son mi ADN, mi leit motiv. Me siento orgullosa de mis raíces”.

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Son más de veinte años en el mundo de la moda, trabajando desde Andalucía, con su taller en Córdoba, y resistiendo la última crisis que ha obligado a cerrar a muchas firmas de moda. “Mi taller ha seguido funcionando. Llevamos dos años y medio muy duros y nos hemos reinventando, como todos. Para diciembre sacaremos colección de novias, y también una de sudaderas. Además hemos presentado dos colecciones de Alta Costura en París, una en enero y la última el 8 de julio. En Francia, tenemos un showroom y aunque no podemos realizar desfiles presenciales, trabajamos mucho on line. El próximo mes de enero presentamos otro desfile”.

Juana ha sido la primera diseñadora gitana en desfilar en Cibeles. Su carrera es un aliciente para otras mujeres de su raza: “No me siento un referente cultural, pero si mi carrera sirve de aliciente a otras mujeres me parece maravilloso”.

Ahora, su ilusión es seguir trabajando y creando modaconciliando con su faceta de mamá de un niño de dos años: “Y lo que voy a hacer es descansar, con mi marido y mi hijo Manuel, que acaba de cumplir dos años. Ha sido un año duro de trabajo, dos colecciones de Alta Costura, un macro juicio que duró mes y medio, yendo a Sevilla desde Córdoba, pero descansaré unos días y a seguir trabajando. En enero presentamos otra colección de Alta Costura en París”.

Fuente: Vanitatis

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